Escrito por Fuensanta Muñoz de la Cruz (Rolfer).

Ampliamos el post acerca de Rolfing y el cuidado de los pies. A continuación hablamos sobre otro tema clave: el calzado, donde se evidencia el conflicto entre estética y salud. ¿Nos hemos planteado alguna vez por qué son tan diferentes los zapatos de hombres y mujeres? ¿a qué obedece la forma de nuestros zapatos?

10 repercusiones desfavorables del uso de tacones:

Hablemos en primer lugar de los tacones y sus repercusiones, sobre las articulaciones, el tejido miofascial y los músculos, entre otros factores, que afectan negativamente no sólo a los pies sino a otras partes del cuerpo:

  1. El peso, en condiciones normales se reparte entre las mitades anterior y posterior al 50%. Esta proporción cambia drásticamente hasta alcanzar un 95% a 5% cuando se usan tacones de 10 cm.
  2. La articulación metatarsofalángica, que recibe así un aumento de peso del 45%, no está diseñada para ello ya que su misión es eminentemente de proyección hacia delante.
  3. El uso de tacones altos conllevará, además, a corto medio plazo, un acortamiento en el tejido miofascial de la parte posterior de la pierna.
  4. Provocará también, con mucha frecuencia, la aparición de los temidos «juanetes»; esto lo han sufrido todas aquellas que, después de llevar tacones durante mucho tiempo, pretenden calzarse de pronto sin ellos: aparecen dolor, tirantez, imposibilidad de caminar,etc.
  5. La articulación del tobillo, debido al empuje de los tacones, no puede hacer apropiadamente los movimientos de extensión y flexión, lo que provoca la rigidez del tobillo.
  6. Al estar el pie aprisionado, se impide el efecto de bombeo sobre las arterias y venas de la planta del pie, apareciendo así los problemas circulatorios.
  7. Para mantener el equilibrio, con esta altura suplementaria que los tacones dan, las piernas adoptan la hiperextensión, curvándose la rodilla hacia atrás.
  8. Las puntas estrechas que suelen acompañar a los tacones invalidan, casi completamente el buen movimiento de la articulación de los dedos; éstos se encogen y comprimen entre sí, lo que facilita toda suerte de deformaciones.
  9. Por otra parte, el pie no puede propulsarse adecuadamente, lo que provocará que sea otra parte del cuerpo, la que se haga cargo de dicha función, normalmente la pierna, especialmente la musculatura anterior del muslo que sufre por ello una sobrecarga.
  10. Por último no tiene lugar la extensión completa de la pierna, lo que conlleva una actitud de flexión continua de la articulación de la rodilla, a veces imperceptible, pero de manera permanente.
¿Realmente necesitan las mujeres usar «un poquito» de tacón?

Es frecuente que mujeres que acuden a la consulta refieran que el traumatólogo les ha dicho que usen «un poquito» de tacón… surgen dos comentarios: ¿si ellos no los usan por qué nosotras? Y, si necesitáramos verdaderamente tacón, ¿por qué la naturaleza, que es tan sabia, no nos ha dotado de ello desde el nacimiento?

Otros calzados o hábitos inadecuados: Zuecos, babuchas y deportivas no abrochadas.

Los zuecos, tan comúnmente usados en hospitales, así como babuchas y todo aquel calzado que no sujeta el talón, provoca imperceptiblemente, que los dedos actúen como pequeñas garras, sujetando el zapato; esto puede llegar a ser muy grave, ya que a la larga, los dedos se encogen y pierden su capacidad de proyectarnos, convirtiéndose el caminar en una actividad dificultosa o incluso dolorosa. Un hábito que nos estamos encontrando hace, relativamente, poco tiempo, es la costumbre de los adolescentes de no abrocharse las deportivas tan enormes que se han puesto de moda; esta costumbre tiene efectos parecidos a lo que explicábamos respecto a los zuecos, con el agravante del tamaño y del peso de dichas deportivas, lo que aumenta los efectos dañinos sobre los dedos y obliga a la pierna a tensarse para sujetar el calzado o, por el contrario, a llevar el zapato arrastrando sin que pueda impulsar correctamente el cuerpo al caminar.

Recomendaciones básicas: Los pies protestan por algo y hay que hacerles caso

Para evitar la dureza del pavimento sobre el que caminamos la mayoría en el día a día, se recomienda usar calzado con suela ligeramente almohadillada, así como flexible. Es recomendable, por otra parte, que el zapato permita que los dedos estén espaciosos y se abran suavemente al caminar. Se ha comprobado la importancia de que esté suavemente espacioso y con el talón sujeto. No hay que olvidar que cuando los pies protestan es por algo y hay que hacerles caso.

Y una última recomendación:
ANDAR DESCALZAS, EN CONTACTO CON LA TIERRA, SOBRE SUELOS COMO ARENA O HIERBA, DEJAR QUE LA TIERRA NOS DE APOYO, QUE NOS IMPULSE… DEJAR QUE SE ABRAN LOS «POROS» DE LOS PIES, QUE NUESTROS PIES RECONOZCAN ESE SUELO, QUE LO DISFRUTEN!!!


Imagen: Severi (Ilustrador y dibujante)