Está claro que la fascia forma parte de nuestro organismo y así se pone de manifiesto en la vida diaria. Si tuviéramos un recipiente, un contenedor, con un “disolvente” de células dentro, sumergiéramos un cuerpo,  y pudiéramos diluir todos los sistemas de células del cuerpo introducido en el recipiente, de manera que solo quedara el armazón, la estructura interior de las fascias (nuestra telaraña tridimensional de matriz extracelular, fibras y “pegamento)”, la misma nos mostraría la forma exacta del cuerpo, por dentro y por fuera.

Por Anne Hoff. Traducción de su artículo publicado en el Portal Massage Magazine

La fascia desde la perspectiva del método Rolfing®

En los años que Ida Rolf, doctora en bioquímica, ejercía la enseñanza con un público estadounidense, es posible que pensara en el “bodywork”(en inglés significa trabajo corporal pero también “carrocería”) como una “técnica para coches”, y el masaje en el sentido de “masaje sueco”(cuya principal finalidad es eliminar las tensiones y reafirmar músculos y articulaciones)..

El trabajo de la Dra. Rolf no sólo condujo a la Integración Estructural (Rolfing®) -y a través de sus estudiantes a otras formas de integración estructural, como Hellerwork® y Soma- sino que también influyó profundamente en el concepto y práctica de la “terapia del masaje” y a su difusión.

El enfoque de trabajo fascial: Diferencias entre los Rolfers® y los demás terapeutas que usan el masaje.

El método Rolfing® no es tanto una técnica como una modalidad con una visión específica del cuerpo. Su práctica es inseparable de la concepción y la percepción del cuerpo en gravedad, tal como lo entendía la Dra. Ida Rolf. Esto incluye desde la comprensión de las señas de identidad de la Integración Estructural, en términos de relaciones anatómicas y movimiento, hasta una noción filosófica más amplia del papel del trabajo de Rolfing® en la optimización evolutiva de la “forma” humana. Estudiar Rolfing® tiene que ver tanto con la inmersión en este marco conceptual y perceptivo como en el aprendizaje de la técnica.

Parece justo decir que la mayoría del trabajo fascial en el extenso mundo del masaje está orientado hacia otros objetivos, incluyendo el alivio del dolor, el aumento de la amplitud de movimiento y la reducción de las adherencias, sin el objetivo primordial de la integración estructural propio de Rolfing®. Así como “el mapa no es el territorio», que era un aforismo favorito de la Dra. Rolf, la técnica no es el método.

En la terminología del instructor de Rolfing® Jeff Maitland, Rolfing® Integración Estructural, es una modalidad de tercer paradigma, que sirve a un objetivo de totalidad. En contraste, el trabajo fascial típico del masaje está trabajando en el segundo paradigma, el de la acción correctiva y la reparación de los síntomas.

Imagine dos terapeutas trabajando en la misma habitación, uno al lado del otro:

  • El terapeuta de masaje puede sentir, en el cuerpo del cliente, una restricción de la fascia del aductor unida a la fascia del cuádriceps y lo aborda tratando de liberar esas “tiranteces” fasciales, ayudando en gran medida a la economía de movimiento, reduciendo la adhesión y ayudando a la longitud miofascial.
  • El Rolfer® de la camilla de al lado puede estar haciendo lo mismo, con los mismos beneficios, pero ha decidido hacerlo como parte de una estrategia en el contexto de alineación del cuerpo en gravedad, pensando en la relación de unas fascias con otras, con el objetivo de cambiar la organización y alineación del “contenedor” más grande de todos, el cuerpo.

Por lo tanto, incluso cuando se hacen técnicas fasciales aparentemente idénticas, no podemos decir que el terapeuta de masaje está haciendo trabajo de Rolfing® a menos que también esté entrenado y certificado como Rolfer® y haya aprendido a emplear esta comprensión y razonamiento en un marco holístico más amplio.

En cierto modo, es una cuestión de “macro” y “micro”. El Rolfer® tiene una visión “macro” de las capas fasciales que modelan todo el cuerpo, lo que determina dónde y cómo trabaja. A menudo trabaja «donde no hay dolor» (otro aforismo de la Dra. Rolf), porque su formación le ayuda a ver cómo el patrón de dolor se relaciona con un patrón estructural más grande que requiere cambios en otro lugar.

Sin una formación “estructural” previa, la mayoría del trabajo fascial en masaje se enfoca y guía por la sintomatología, lo que es por supuesto altamente efectivo para alcanzar sus propias metas. En cualquier caso, ambos enfoques hacen maravillas en nuestros clientes, que sólo se beneficiarán si todos seguimos desarrollando nuestro trabajo y apreciando nuestras diferencias.

Anne Hoff es Certified Advanced Rolfer® en Seattle, Washington, ejerciendo Rolfing Integración Estructural, trabajo craneosacral y trabajo visceral. Enseñó un enfoque fascial al masaje de tejidos profundos durante muchos años en la Academia de Maui Academy of Healing Arts. Para más información, visite www.wholebodyintegration.com.