Por Fuensanta Muñoz de la Cruz

En éste artículo podrás ver la perspectiva sobre los pies de ROLFING: desde su estructura, articulaciones o tejido conectivo hasta su relación con la respiración, la marcha o la percepción del mundo.

¿Cuál es la misión de los pies? La mirada integrativa de Ida Rolf, creadora de Rolfing®

La importancia de los pies radica, sobre todo en el hecho de que, a lo largo de la evolución, el ser humano se haya convertido en bípedo. Los cuadrúpedos tienen una base de apoyo más amplia, formada por el área que delimitan sus extremidades, y su columna, al ser perpendicular al eje gravitatorio de la tierra, no soporta carga. 

El ser humano paga un alto precio por algo tan maravilloso como es disponer de los brazos libres: la base de apoyo es muy reducida, los pies reciben el peso de todo el cuerpo y la columna se alinea paralela al eje gravitatorio. El centro de gravedad se desplaza muy arriba, hasta alrededor del ombligo.

La misión de los pies y tobillos es ofrecer una base sólida para que la parte superior del cuerpo pueda relacionarse con el plano horizontal del suelo. Por una parte han de ser lo suficientemente fuertes como para soportar el peso del resto del cuerpo, y por otra, lo suficientemente flexibles para facilitar el desplazamiento. Es una relación de doble dirección: todos los desequilibrios que hay «arriba» tienen su repercusión en los pies (de arriba abajo) y, simultáneamente, es necesario un buen apoyo en el suelo «abajo» (de abajo arriba) para ofrecer esa base fundamental.

La Dra. Rolf, creadora de ROLFING, decía que «hay que estar bien apoyados en el suelo para tender hacia el cielo»

 

El descanso del peso del cuerpo y el tejido conectivo de los pies: ¿Por qué es tan importante para un rolfer?

Estructuralmente el pie se construye sobre 3 arcos:

  • El arco longitudinal interno o medial recoge el peso del astrágalo (hueso de encima del talón) y lo distribuye hacia los tres dedos internos;
  • El arco longitudinal externo o lateral se ocupa del empuje y el equilibrio y discurre desde el calcáneo (hueso del talón) hacia los dos dedos externos,
  • El arco transverso, que atraviesa la parte frontal del pie y es originado por la acción combinada de los otros dos.
La marcha y el tejido conectivo de los pies: 

En la marcha el peso se transmite en una línea oblicua desde el apoyo en el calcáneo hacia el primer dedo; se desarrolla una «acción en resorte» de los arcos y el pie, como si fuera una abanico, se abre y cierra sutilmente amortiguando el peso del cuerpo.

En un pie bien estructurado, los responsables del buen funcionamiento, no son sólo los huesos, sino también el tejido conectivo que sostiene los dos extremos de los arcos (a la manera de la cuerda que une los dos extremos de un arco para lanzar flechas) y permite que el peso del cuerpo esté dispuesto como si descansara sobre la base de un triángulo.

Respiración y conexión al caminar

El momento de plantar el talón se corresponde con la espiración, es un momento de flexión, en el que se propicia la conexión con mi interior y con una función de protección. Para que el pie apoye de manera adecuada es necesario que todo el tejido miofascial de la parte posterior del cuerpo, se elongue, adoptando una suave cifosis; el tobillo ha de flexionarse al máximo.

Por el contrario, cuando el pie empuja y se propulsa, la articulación del tobillo está en extensión y la articulación metatarsofalángica ha de plantarse bien en el suelo para proyectar al cuerpo hacia delante, los dedos han de estar abiertos y activos; concuerda con la inspiración, es un momento de lordosis y extensión, y facilita el contacto con el mundo exterior

> Inspiración/ Lordosis/ Extensión/ Conexión con el mundo/ Movimiento
> Equilibrio entre ambos
> Espiración/ Cifosis/ Flexión/ Conexión con el interior/ Protección/  Estructura

La articulación del tobillo:

La articulación del tobillo es un sistema de «cierre de fuerza» (quiere decir que no «encaja»), pues no son los huesos los que cierran la articulación por la forma en sí, sino que es todo el sistema de ligamentos, tendones y miofascia la que contribuye a mantener cohesionada dicha articulación. Es una articulación en bisagra y su funcionamiento sólo es adecuado si el movimiento principal se limita a una sola dirección, hacia delante y hacia atrás; lo cual sólo es posible en una articulación simétricamente equilibrada.


Si esto no es así la persona puede tener problemas. Por ejemplo, en el caso de que el calcáneo esté en varo o en valgo, se puede ver duplicada la actividad de la arteria lumbar («Pied et Statique», R.J. Bourdiol, 1980).

La mirada simultánea de Rolfing

Mecánicamente la corrección de los pies tiene un efecto directo sobre las curvaturas cervical y lumbar, por lo que, problemas en dichas áreas pueden mejorar considerablemente, al manipular los pies. El flujo de información propioceptiva (la que nos informa de nuestra posición en el espacio) que proviene del pie es enorme y regula el tono de todos los músculos responsables de la postura.


Si vemos las arterias y venas de los pies, éstas están dentro de un lecho adiposo sobre el que caminamos. Cuando los pies funcionan de manera correcta, actúan como una bomba sobre dicho lecho a la manera de un segundo corazón, facilitando el retorno venoso. Pero los pies no son unidades independientes del resto del cuerpo, sino que manifiestan, como si fueran la punta de un iceberg, lo que está ocurriendo «allá en las profundidades»; esto se pone de manifiesto en situaciones tales como accidentes; por ejemplo, cuando nos torcemos un tobillo, el dolor nos hace colocar toda la pierna en una postura antiálgica, lo que propaga sus consecuencias más arriba hasta rodilla o incluso cadera.



 

 

Si contemplamos las huellas que dejamos en la playa al caminar, podemos hacernos una idea de cómo funcionan nuestros pies y piernas. Funcionan de manera apropiada si van suavemente girados hacia fuera (Ver imagen de huellas, lado izquierdo) o forzados y incorrectamente si van excesivamente girados hacia fuera (imagen de huellas, lado derecho).

 

Gracias a técnicas como el Rolfing®, es posible cambiar la estructura del cuerpo, variando aspectos como el apoyo, la marcha y la alineación corporal, así como ampliar la conciencia, descubrir nuestra percepción y el significado, por ejemplo, de nuestra manera de caminar por el mundo.

 

Además los pies han de ser capaces de transmitir hacia arriba un movimiento en espiral responsable de que caminemos de manera efectiva. No podemos olvidar que hace muy poco tiempo, evolutivamente hablando, que estamos sobre dos pies. Si recordamos cuando un felino camina, su movimiento se hace de manera que al caminar apoya alternativamente miembros delanteros y traseros del lado opuesto: mano y pie del lado contrario avanzan al mismo tiempo. Para que nuestro caminar sea efectivo, este movimiento contralateral ha de estar presente.

El peso que reciben los pies está determinado, fundamentalmente, por la disposición del peso del cuerpo; de nada vale intentar cambiar con medios mecánicos (por ejemplo, plantillas) el apoyo del pie, sino se cambia el resto del cuerpo. Cuando este peso se desequilibra hacia atrás, son sobre todo los talones los que lo sujetan «para que no se caiga», y toda la red miofascial de las piernas está acortada con este fin; cuando hay equilibrio entre la parte anterior y posterior es necesario menor esfuerzo para mantenerse erguido.

APRENDER A INTERPRETAR EL LENGUAJE DEL CUERPO QUE SOY (no del cuerpo que tengo)

Demos un paso más. Nuestros pies y piernas no son sólo piezas mecánicas muy sofisticadas, son los elementos que nos permiten conectarnos, apoyarnos y desplazarnos sobre la superficie del planeta. ¿Nos sentimos bien apoyadas o sentimos que otras partes del cuerpo como los hombros se encogen para sujetarnos? ¿Nos dejamos sostener por la Tierra o vamos caminando «cual pajaritos» que no quisieran hacer ruido o molestar? ¿Cómo vamos por el mundo: es éste un sitio inhóspito para nosotras o avanzamos como si tuviéramos que estar permanentemente «en pie de guerra»?. Estas preguntas corresponden a la esfera de la percepción y del significado. Del cambio en nuestra percepción dependen cambios que afectan intima y profundamente a la estructura y al movimiento de dichas partes de nuestro cuerpo.

EL MOVIMIENTO NO ESTÁ EN EL CUERPO. ES EL RESULTADO DE LA CONEXIÓN ENTRE MI INTERIOR Y EL MUNDO EXTERIOR