¿Sabías que muchos atletas incorporan Rolfing a su rutina? Quizás tu escenario no sea un estadio olímpico, pero como deportista te propones mejorar tu rendimiento, o simplemente poder disfrutarlo más. O quizás eres médico del deporte o entrenador personal, y tratas frecuentemente con runners, ciclistas u otros deportistas en tu trabajo, y te preguntas cómo puedes obtener más recursos para ayudarles a resolver patrones insanos u obtener una mayor movilidad y flexibilidad. En nuestro blog puedes leer numerosos artículos y testimonios que te introducirán al mundo de Rolfing®, también en nuestra sección de preguntas frecuentes. Y si ya tienes claro que estás interesado/a, puedes participar en nuestros talleres preparatorios o enviarnos tu solicitud de información por email.
A continuación compartimos este artículo de Linden Schaffer publicado originalmente en www.mindbodygreen.com, acerca de cómo Rolfing® le facilitó disfrutar más del entrenamiento y habitar un cuerpo más sano y sin dolor.

Cuando el running genera dolor, pero te cruzas con Rolfing y ¡aparece la luz!

«Cuando crucé la línea de meta, los pulmones bombeando aire, las piernas estiradas en una larga zancada, nunca me había sentido mejor. Aunque mi línea de meta personal no era un estadio olímpico, aún me sentía como una campeona. Aquel verano, después de años sin correr, decidí que necesitaba aumentar mi ejercicio cardiovascular. Las interminables horas de yoga, Pilates y Gyrotonic que había estado practicando durante la última década y media me habían dado el cuerpo y la mente que deseaba, pero quería asegurarme de que mi corazón y mis pulmones tuvieran el mismo rendimiento.

Mi primera carrera fue lenta y constante, lo que me permitió medir cómo estaba mi cuerpo y comprobar si el asma que sufría de niña me iba a dar algún problema en la actualidad. Después de una milla me sentí muy bien, un poco tensa, pero conociendo mis límites y no queriendo presionar demasiado. La primera semana fue exactamente así, hasta que volvieron los dolores en las espinillas y los recuerdos aparecieron rápidamente; lo mismo me había sucedido durante los entrenamientos con mi equipo de voleibol de la escuela secundaria.

Sentada con hielo sobre las piernas y testando las espinillas, me encontré con un artículo fascinante del Dr. Jonathan Cluett que escribió: «La expresión de calambres en las espinillas (shin splints) es habitual en la medicina deportiva. No implica un diagnóstico específico, sino que es el síntoma de dolor en la parte frontal del hueso de la tibia. El dolor de los calambres en las espinillas puede deberse a problemas musculares, óseos o a la unión del músculo con el hueso». ¡Apareció la luz! Con todo el trabajo que hago en la industria del bienestar y con la red de terapeutas del cuerpo a mi disposición, era hora de probar Rolfing y ver si podía ayudarme a remediar mi problema».

Rolfing disminuye la tensión y sobrecargas que conllevan dolor

«Al igual que en el masaje tradicional, se trabaja sobre una camilla, en este caso con un Rolfer certificado en este tratamiento manual. Con Rolfing® se manipula profundamente la fascia o el tejido conectivo de los tendones, ligamentos y envolturas musculares que rodean la fibra muscular. El objetivo de Rolfing® es tratar áreas específicas, así como actuar sobre la acumulación de tejido cicatricial, que han desplazado al cuerpo de su alineación, causando un aumento de la tensión y sobrecargas que conllevan dolor.

Mi Rolfer, sin dudarlo, se puso inmediatamente a trabajar sobre mis rodillas, tobillos y pies, liberando los músculos tensos y “alargando” los tendones. Mientras sentía el tratamiento como un masaje del tejido profundo, (algunos lo describen como doloroso, pero sé que tengo un umbral alto para el dolor), fui sintiéndome muy bien. Los ejercicios para hacer en casa como práctica diaria, suponían una ayuda para reentrenar mis patrones de movimiento y por lo tanto aliviar mi dolor».

“Rolfing me ha permitido seguir avanzando hacia mi línea de meta con un cuerpo más sano y sin dolor”.

«Después de unas cuantas sesiones, mi cuerpo empezó a sentirse mejor que nunca. Dejé las sesiones de Rolfing® dolorida, y los primeros días de ejercicio posteriores, mis piernas se cansaban rápidamente. Mi Rolfer® aseguró que esto significa que el tratamiento está funcionando, ya que estoy usando mis grupos musculares de una manera nueva, por lo que necesitan aumentar su resistencia y fuerza.

Al ver las Olimpiadas, me he inspirado en la atleta olímpica estadounidense Sanya Richards-Ross, que incorpora el Rolfing a su rutina de entrenamiento y corre en la carrera de 400 metros hacia el oro de Londres en 2012. Aunque puede que no esté corriendo para ganar ninguna medalla en el escenario mundial, Rolfing® me ha permitido seguir avanzando hacia mi línea de meta con un cuerpo más sano y sin dolor.

Testimonio publicado originalmente en inglés en el Portal MindBodyGreen