¿Cómo puede la técnica Rolfing transformar el “paisaje” del cuerpo?

El método Rolfing libera tensiones y restricciones que están almacenadas en el tejido conectivo (fascia); éste tejido rodea y contiene no sólo a los músculos sino a toda la estructura del cuerpo (órganos, huesos, vasos…) Si alguna vez has cortado una pechuga de pollo, la capa blanquecina que la rodea es la fascia.

La doctora Rolf fue la primera científica en percibir y reconocer el papel crucial de la fascia como elemento clave que proporciona al ser humano su forma y orientación particular.

La fascia, por un lado, tiene la impresionante capacidad plástica de permitir al cuerpo adaptarse al estrés y/o a las lesiones, pero por otro lado también el de hacerse rígida, y perder fluidez y elasticidad.

Ésta última cualidad implica que, en respuesta al estrés, la rigidez puede llevar al cuerpo a un desequilibrio (hombros caídos, cabeza proyectada hacia delante, pies planos o con excesivo arco).

El descubrimiento más relevante y profundo de la doctora Rolf, fue reconocer que la plasticidad mencionada puede ser aprovechada para, literalmente “re-con-formar” el cuerpo y propiciar una transformación estructural.

A través de manipulaciones y técnicas refinadas y sutiles, el profesional de Rolfing (Certified Rolfer) utiliza sus manos para diferenciar, separar, suavizar o elongar la fascia, lo que conlleva la liberación de las restricciones, logrando que el cuerpo pueda desenvolverse con un menor esfuerzo en gravedad.